domingo, 16 de diciembre de 2012

Y el premio a la deportividad es para...

 Aún quedan muchas historias ocurridas en los últimos dos años pero hoy tengo un gran motivo por el que escribir:

En el deporte, y más dentro del mundo del fútbol, es muy normal escuchar palabras como "deportividad", "compañerismo", "juego limpio", "saber perder", "formación", "educación" y los términos tan de moda en la actualidad como "RESPECT" y "fair play". Estamos cansados de verlos y leerlos en televisión, internet y redes sociales pero planteo una pregunta... ¿realmente sabemos lo que es?, ¿tenemos claro cuál es el verdadero significado de todas y cada una de esas palabras? y ¿es lo que realmente enseñamos a nuestros alumnos?

Cada fin de semana vemos a jugadores tirar el balón fuera tras una caída de otro compañero, rivales dándose la mano al final del partido, aficionados gritando y jaleando a los suyos para motivarlos desde la grada con el objetivo de marcar un gol pero... ¿alguna vez alguno de vosotros ha pensado cómo hace todo esto y en qué situaciones?

Son gestos a priori muy bonitos, positivos para la salud del deporte, pero en el noventa por ciento de las ocasiones no es real. Normalmente ese balón lanzado fuera viene precedido de un jugador simulando una falta o exagerándola para perjudicar al rival, a eso, resulta, que se le llama picardía.

Podemos encontrar el caso que después de que el jugador devuelva el balón al equipo rival (normalmente en una posición desventajosa) y después de que su entrenador aplauda el gesto éste lo obligue al jugador a presionar al contrario para que no pueda jugarlo. A esto se le llama deportividad.

En muchas ocasiones encontramos a entrenadores que obligan a todos sus jugadores a dar la mano al rival, en gesto de deportividad y de reconocimiento al trabajo realizado durante el partido pero... durante el encuentro sus únicas instrucciones han sido que le echen “más cojones” o vayan “más duro” porque "vamos como niñas", incluso en categorías de mayor edad oímos insultos dirigidos a jugadores adversarios o entrenadores, sin darnos cuenta que los jugadores rivales son niños igual que los del propio equipo y que pueden ser hasta compañeros de clase, pero no pasa nada porque al final del partido todos se dan la mano ya que lo que sucede en el campo queda en el campo. Es decir, tú puedes faltar al respeto e incluso golpear a otro dentro del terreno de juego porque con darle la mano al concluir el partido quedan subsanados todos los daños realizados. Todos estos problemas son aún más notorios hacia el árbitro, una figura que, supuestamente, es la máxima autoridad dentro del terreno de juego y tratamos sin el más mínimo respeto pero que justificamos con ofrecerle nuestra mano al final, pero... el fútbol es así.

Por último debíamos fijarnos en los comportamientos transmitidos desde la grada y banquillos. Habitualmente escuchamos comentarios como "¡dale!", "¡entra fuerte!", "¡juega duro!" o "¡choca!" dirigidos a pequeñas personas que aún no entienden esta competitividad y que lo único que buscan es un valor intrínseco en el juego que es la diversión. Todos estos comentarios no hacen más que transmitir una agresividad que el deporte no debía llevar pero... esto es fútbol o "dedícate a las chapas". Es cierto que muchos de los equipos son dirigidos por familiares o amigos que no son entrenadores, monitores o animadores de grupos y no están cualificados para dirigir correctamente equipos de niños en edad de formación, pero la verdadera culpa la tienen los que obligan a los niños a recibir esa educación. Son ellos los que deciden que los niños aprendan ese fútbol desde edades tempranas y además lo consideran correcto y acertado, por lo que cada vez creo menos en esos valores positivos del deporte, pienso que son una mera máscara tras la que los adultos ocultamos muchas de nuestras frustraciones.

Espero y deseo que nuestros pequeños reciban una enseñanza de calidad, acorde a su edad y desarrollo, pero sobre todo que disfruten del deporte, de SU deporte, y no del que nosotros queremos dibujar.

Felicidades a todos aquellos entrenadores, monitores, árbitros, delegados, familiares y un largo etcétera que hacen que estos jóvenes deportistas disfruten de cada entrenamiento y partido, haciendo del fútbol su escuela de valores.

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