Una vez más se demostró esa máxima de que es tan importante el primer minuto como el último. Una vez más nos comportamos como un equipo que tiene las cosas claras y con un objetivo común, una vez más salvo durante 5 minutos, 5 minutos que cuestan un gol, un partido, un campeonato. En esta ocasión nos enfrentábamos al C.D. Goya, equipo que se jugaba mantener las opciones de salvación. Jugábamos en su campo, un campo complicado donde nos íbamos a encontrar con un rival duro, con mucho empuje tanto dentro como fuera del campo.
El partido estaba planteado para aguantar esa presión, ser capaces de aprovechar nuestras ocasiones en velocidad y mantener la calma. Y el trabajo se hizo bien. Cometimos un error que nos costó un gol pero aún así el partido estaba controlado colocándonos 1-2 ganando y consiguiendo otro más "en fuera de juego" y que no subió al marcador. Durante todo el partido el equipo aguantó y sufrió por todos los problemas físicos que estamos acusando en este fin de temporada, pero con un comportamiento muy profesional sabiendo llevar el control del partido. El juego no fue bonito ni vistoso pero el balón estaba en el sitio que queríamos, dejando pasar el tiempo y creando alguna ocasión que debimos aprovechar, ya que con la mínima diferencia siempre que cometas un error lo pagas. El árbitro era nobel, y no quería destacar en el encuentro, por lo que evitó una expulsión clara para no "liar" el partido, pero el reglamento es el reglamento y por detalles como ese puedes dejar fuera a un equipo que no lo merece. Ambos equipos se juegan mucho y otros terceros que dependen de este resultado. No se puede obviar una acción porque puedes afectar a otros. El reglamento está para cumplirse por todos.
Aún con esos detalles nuestro equipo siguió sabiendo qué hacer con el balón para que estuvieran más cerca los 3 puntos. En los últimos 10 minutos cedimos el balón al rival, la iniciativa pero sus ataques no generaban un peligro real, eran balones muy sencillos para nuestro portero y la defensa, pero no supimos mantener esa carga y algunos jugadores prefirieron ceder su responsabilidad. Un equipo que está trabajando tanto y sufriendo para conseguir un objetivo tan bonito no puede permitir que algún jugador evite su encargo. No es normal superar tantos obstáculos durante toda una temporada para en 5 minutos desaparecer y perderlo todo. Es como si un ciclista después de subir el Tourmalet a falta de 200 metros de la meta se para y abandona. Debe aguantar hasta el límite, porque en el deporte para conseguir un resultado, una recompensa, debes sufrir y después podrás estar orgulloso de tu sacrificio y de tu trabajo. A falta de 2 minutos para el final y con medio ascenso conseguido cometimos un error por un despiste, algo normal que puede ocurrir en 90 minutos, pero de haber asumido este compromiso con el esfuerzo de todos los compañeros se podía haber evitado llegar a esa situación.
Partido que termina con empate a 2 y con la sensación de haber regalado el campeonato por falta de actitud, una falta de actitud demostrada en 10 minutos después de 9 meses de esfuerzo, algo incomprensible. Lo más fácil es dejar que otros hagan el trabajo y que ellos cometan los errores y salir vivo del jucio y de la crítica, lo difícil es asumir el reto de ser protagonista y poder equivocarse. Nunca se podrá juzgar a quien no se atreve.
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